jueves, 18 de mayo de 2017

Falaz

     Si es esto, si realmente es esto lo que significa, he descubierto algo, algo que resulta sorprendente. Sí, esa es la palabra: sorprendente. ¿Y cómo puede sorprender algo que parece no ser? ¿Como puede sorprenderme algo que es tan relativo, tan inexacto, algo que se asemeja más al humo o a la niebla que a cualquier cosa que pueda tocar? ¿Cómo lo que debe ser puede ser tan falaz a la hora de la verdad?  Falaz: se dice de aquello que no se cumple, que no se da; aquello que es una mentira, que es poco más que nada pero mucho menos que algo. Falaz, vacío, ausente.  Ilusión, cínica ilusión.  

    Si es así, si es así realmente lo que temo, he descubierto todo, un todo inesperado conformado de ideas. Sí, ese es el término con el que se puede comenzar: inesperado. ¿Y acaso puede esperarse este todo que solo se siente en la ausencia? ¿Y acaso puedo esperar este todo tan confuso, tan borroso, este todo tan pesado y tan impenetrable como una pared de hormigón? ¿Y acaso no es ya un imposible que destroza mientras está presente? Imposible: se dice de aquello que no se debe dar, que no se espera -sí, de nuevo inesperado-; aquello que es una falacia, que es menos que nada pero más que ausencia. Imposible, ni vacío, ni ausente. Locura, sorprendente locura. 

    Si no es esto, si no es así, si no es realmente este sorprendente todo de inesperadas ideas, no he descubierto nada. ¿Por qué descubrir algo si no es esto, ni así, ni todo? ¿Por qué sorprenderme de algo que no sea tan falaz como el humo? ¿Por qué esperar algo que no sea tan pesado que me destroce? Cierto: se dice de aquello que no debe ser y que -por tanto- se debe dar. Aquella ausencia total, posible y presente que siempre resulta estar. 


Y la sorprendente ilusión de que si toda locura no es así, ciertamente no es posible.